jueves, 30 de junio de 2011

Abuso Sexual: Denuncia, Pena y Reparación

Psicólogos y Abogados del Poder Judicial, lidiamos cotidianamente con la complejidad propia de un delito, cuyas particulares implicancias emocionales y legales nos obligan a profundizar en el campo teórico, a aunar esfuerzos en la faz práctica y a pensar de continuo acerca de cómo articular el trabajo de ambas disciplinas. Nos estamos refiriendo al abuso sexual .

El derecho castiga con pena, a través de la creación de una norma, definida como tipo penal, la puesta en peligro o lesión de intereses esenciales para la convivencia social, conocidos como bien jurídico. En este caso, en que el bien jurídico protegido tiene como protagonista al sexo, involucra confusiones entre lo ético y lo próvido, la moral y el derecho y entre el pecado y el delito (1).

En principio, creemos que la palabra abuso [ definida en el diccionario como.: acción y efecto de abusar y esta última como: usar mal o indebidamente de alguna cosa], ( 2 ) enuncia con cierta ambigüedad, al menos, o no alcanza a describir en toda su magnitud la diversidad de conductas tipificadas en la ley, que a su vez establece las diferentes penas ante la comisión de este tipo de delitos.

No nos detendremos aquí, en la cuestión de la imprecisión del significado del vocablo- que podrá ser motivo de un desarrollo posterior-, no obstante intentaremos una definición integrativa y nos remitiremos al marco legal, para luego centrarnos en el objetivo de este trabajo, cual es el inicio de la reparación emocional y legal en los casos de abuso, a través de la posibilidad de explicitación de la víctima y de la sanción del agresor .

Definición, Antecedentes y Estado Actual de la Cuestión

Desde el punto de vista psicológico, no podemos desconocer que el desarrollo de la sexualidad y la internalización de las normas, son constitutivas de la Subjetividad. Ya en Tres Ensayos Para Una Teoría Sexual (1905), Freud (3) hacía un recorrido por el camino evolutivo de la sexualidad, con el fin de demostrar que de él dependería el logro de la genitalidad y la ulterior vida sexual normal (pág1204) . A lo largo de toda su obra, y a partir del estudio de cuantiosos casos clínicos, advierte que la fijación a cualquiera de estas etapas daría lugar a desviaciones en el desarrollo y por ende a diversas patologías psíquicas.

En cuanto a cómo el Sujeto internaliza las pautas normativas y se inserta a la vida social, bástenos recordar al fundador del psicoanálisis cuando refiriéndose a la estructuración del superyó (1924) afirma: “....las cargas de objeto quedan abandonadas y sustituidas por identificaciones...”, es decir, cuando el complejo de Edipo sucumbe a la represión. ( 4 ).

Para leer más de este artículo haz clic aquí

Psic. Adriana N. Rossini - Dr. Daniel E. Rama

miércoles, 29 de junio de 2011

La Crisis de la Mediana Edad

Aproximadamente entre los 40 y los 50 años es frecuente que aparezca lo que se ha dado en llamar la “crisis de la mediana edad”. En dicho momento se puede intentar escapar de una realidad que no nos gusta, de ahí que los divorcios aumenten. A las mujeres se les agota el tiempo de ser madres y sueñan con bebés.

El reloj biológico señala que el tiempo de la fertilidad se acaba. Se llega a la madurez y aparece la necesidad de evaluar lo que tenemos y lo que queremos, lo que soñábamos en la adolescencia y lo que hemos conseguido en la madurez. Tenemos ante nosotros la segunda mitad de la vida. La primera ya la hemos recorrido. Comenzamos a sentir los límites del tiempo, y esto nos conduce a evaluar lo que hemos hecho y lo que queremos hacer. Según el psicoanalista Erik Erikson, en esta crisis el ser humano necesita aceptarse a sí mismo. Si lo consigue, la segunda mitad de su vida será creativa y placentera; en caso contrario, los problemas le provocarán una neurosis en la que los síntomas de la insatisfacción se llevarán gran parte de sus energías.

Esta crisis de la mediana edad es un proceso a lo largo del cual se produce un conflicto interno que hay que resolver. En este momento de la vida, la persona se enfrenta a sus viejas ilusiones para averiguar qué sucedió con lo que había soñado ser y lo que había imaginado que iba a hacer. ¿Qué síntomas son los más habituales? Los más comunes son: aburrimiento, ansiedad, depresión, aislamiento y una relación de pareja distante o llena de malestar. La crisis de la mediana edad se produce, según explican algunos expertos, porque hay que enfrentarse a la idea de que la muerte es inevitable, lo cual nos hace sentir un poco solos.

También es importante, aunque más no sea a modo informativo, recordar brevemente algunos de los basamentos biológicos en los que se apoyaría esta llamada crisis de la mediada edad. Para ello habremos de mencionar algunas características en el hombre y en la mujer. Respecto a la mujer, podemos decir que el fenómeno biológico que acompaña la crisis en estudio es conocido como menopausia. Aquí aparecen cambios endócrinos. El ovario deja de funcionar normalmente y las hormonas sexuales, sobre todo los estrógenos, decrecen. Fisiológicamente hay atrofia genital que dificulta las relaciones sexuales, inestabilidad vasomotora con sofocos y crisis de sudoración, atrofia de los senos y pérdida de la elasticidad en la piel. A diferencia de la menopausia femenina, que ocurre después de una repentina caída de los niveles de estrógenos, se cree que el cambio entre los hombres se debe a una pérdida gradual de la testosterona, la hormona sexual masculina más potente. En el hombre, a este proceso equivalente al de la menopausia femenina lo llamamos andropausia. La condición puede aparecer en cualquier momento, aunque es más común entre los 45 y 50 años.

Para leer más de este artículo haz clic aquí

Lic. Daniel A. Fernández – PSICÓLOGO

martes, 28 de junio de 2011

La Personalidad del Mitomano

La mitomanía es una particular forma que tiene la persona cuando necesita mostrar la realidad que vive como una fantasía, y no tomando contacto con la realidad misma.

Ésta condición de mentir, de engañar que encontramos en el hombre, no es sólo capacidad de la especie humana, no se da sólo como característica propia en el sujeto humano, sino que es común y natural en muchas especies. ¿O no es cierto que conocemos a muchas de ellas por ésta especial característica de “camuflarse”?, escribo este artículo y tengo presente en mi mente una canción del autor Chico Navarro, que dice al caracterizar e inmortalizar en sus versos al camaleón cuando dice “el camaleón nena, el camaleón, cambia de colores según la ocasión. Tu corazón nena, tu corazón, cambia de colores según la estación…”. Es decir el pobre camaleón se hace popular en éste caso, por su característica de cambio de color que le sirve en su vida como medio de engaño, pero esto no al igual que en el humano sino como un mecanismo de protección, es un engaño, es un camuflaje, que le sirve como medio de supervivencia.

"La mentira es un mecanismo de adaptación emocional para eludir la realidad -dice David Pineda, neuropsicólogo de la Universidad de Antioquia-. El sujeto humano la practica para adaptar la realidad a sus creencias. Por economía emocional o cognitiva, omite lo que lo perjudica, y sólo lo acepta si es confrontado". El hombre como especie siente y desde que nace la necesidad de dar una buena impresión, de conquistar al otro, y podemos relacionar éste mecanismo que está tanto en lo cognitivo, como en lo emocional como algo saludable, y que forma parte de la supervivencia del hombre desde que viene al mundo.

Pero hay un punto en la persona, en el hombre, que en el que el mentir se vuelve dañino, se vuelve perjudicial, tanto para sí mismo, como para el mundo que lo rodea; estamos aquí en el momento en que ese mentir, esa conducta se ha transformado en una compulsión, ésta le lleva a veces hasta transgredir límites que lo llevan a delinquir incluso apoyado en esa patología que lo impulsa a disfrazar su realidad, desde lo cognitivo y desde lo emocional.

Para leer más de este tema haz clic aquí

Lic. CRISTINA HEINZMANN
Psicóloga Clínica - Hipnólogo Clínico
Centro Psicológico Compartir
Terapia Psicológica en Línea
T.Gestalt-T.Cognitivo.Conductual-T. Hipnosis

lunes, 27 de junio de 2011

Cómo lograr una buena relación de pareja

Aportando desde nuestra individualidad, para lograr una buena relación de pareja
De alguna manera aunque jóvenes, y no habiendo aún formado la relación de pareja, o vivido con la pareja en forma de convivencia por una razón u otra todas las personas aun siendo jóvenes se dan cuenta que no es lo mismo vivir bajo un mismo techo, y lograr repetir en esa convivencia las experiencias exquisitas y positivas, buenas y maravillosas que desde el momento en que ambos comenzaron a “gustarse” siguiendo luego con el enamoramiento, para pasar al verdadero amor luego, esas experiencias compartidas, y que si bien son la antesala que ayuda a la determinación de dar continuidad a la relación, al estar “siempre” o al menos “probar” a “ver que pasa viviendo juntos”, no es lo mismo pasar un buen número de horas al día o a la semana y mucho menos al mes, que realmente convivir, estar bajo el mismo techo, compartiendo momentos buenos, los de la pasión, los de las desavenencias, los de los distintos problemas que cada uno con su actividad, profesión, o falta de ella aporta a la pareja; sumados a lo que cada uno con su particular manera de ser “trae” consigo como expectativa, que puede ser en positivo, “deseando o anhelando recrear otra relación de pareja con la cual se ha identificado en modo positivo” y a cuya concreción en su pareja aspira llegar.

Pero también ocurre a veces que las desavenencias de la pareja de mayores significativa (sus padres) le han llevado a sentir que es precisamente aquello negativo lo que no “se va a producir en su vida de pareja, en esa relación que está construyendo y en la cual va a poner de sí todo lo conscientemente posible para no caer en el “error o yerro de sus mayores”.
Ahora bien ¿es esto posible? ¿Es posible desear tal o cual forma de relación, y lograrla?...
Nada mejor que éste dicho popular para ejemplificar lo que quiero decir: “del dicho al hecho hay un largo trecho”….

Es decir las personas queremos, deseamos, idealizamos, buscamos, anhelamos lo mejor para nosotros, y aspirando a ello vamos construyendo caminos, porque como lo dijo maravillosamente aquel poeta “camino se hace al andar, al andar se hace camino”…podemos desear, anhelar, aspirar, pero la vida no es sólo el pensamiento, el deseo, la voluntad, el querer, también está en la vida de relación, lo que esa otra persona con la cual hemos decidido “escribir” un “camino juntos”, y desde mí y desde ese otro/otra, surge un espacio que llamaremos “entre”, es decir lo que está entre vos y entre yo, entre tú y entre yo… en ese espacio vamos a construir, Y lo que surja será un resultado de cómo Yo como persona me muestro a ti, y cómo Tú como persona te muestras a mí y de lo que en función de ambos, resultamos ser, hacemos esa construcción, ese camino que es sólo nuestro, nuestra experiencia, y ese espacio que está en el “entre”, dependerá de todo el reservorio que traigas tú a esta experiencia, y el que traigo yo.

Luego como artífices de nuestro destino, dependerá de nuestra “inteligencia” el construir una real y positiva experiencia para ambos, y lo haremos desde nuestra “libertad interior” la que junto al amor que sentimos nos llevará desde el amor a construir.

En donde habrá ingredientes que nos permitan primero dar, y a la vez recibir, a veces ceder, y otras veces no tanto, deberemos escuchar, y también poder ser escuchados, y cuando no sea posible, cuando el otro no nos “pueda” escuchar: mostrar esto, hablar, decir, “COMUNICAR” que no estamos siendo escuchados, mostrar siempre en PALABRAS, Y CON PALABRAS las emociones negativas, y siempre que sean positivas hacerlo desde la muestra del afecto, porque nuestras emociones, las lindas y las feas, siempre son posibles de expresar en palabras. LES SUCEDE A MUCHAS PERSONAS QUE SE “CALLAN” Y NO DICEN LO QUE DUELE, LO QUE SIENTEN INJUSTO, LO QUE ES AGRESIVO, y al callar van incorporando sentimientos negativos, y también cediendo ante el avasallamiento del otro, de su propio espacio. Lo hacen así porque por alguna razón “han aprendido” que no hablar, que callar está bien, pero no está bien, la palabra, las palabras siempre está bien decirlas, nunca es bueno callar, no debieran haber espacios de silencio en la pareja, es decir espacios de “no dichos” pero que pujan por ser dichos, hablados, expresados.

Para leer más de este artículo haz clic aquí

Lic. Cristina Heinzmann.
Psicóloga Clínica - Hipnólogo Clínico - Psicoterapeuta.
DIRECTORA Centro Psicológico Compartir.
CREADORA MétodoHeinzmann de HIPNOSIS Terapéutica.
http://www.centrocompartir.org/

sábado, 25 de junio de 2011

Trastorno borderline de la personalidad

En el presente escrito se abordará al trastorno borderline de la personalidad.
Para ello, en principio estableceremos un concepto de personalidad, luego veremos cuándo una personalidad es normal y cuándo no, después definiremos al trastorno borderline, mencionaremos los factores más importantes en los que repara Otto Kernberg para hacer un diagnostico diferencial, describiremos las características principales del cuadro, mencionaremos brevemente los distintos subtipos, daremos cuenta de la posible etiología del trastorno, brindaremos recomendaciones para el tratamiento psicoterapéutico y haremos mención de los posibles tratamientos farmacológicos a tener en cuenta.

Antes de comenzar a hablar de trastorno borderline de la personalidad, es conveniente primero tener en cuenta el concepto de personalidad. A tales fines, podemos tomar uno de los conceptos rescatados por Pereira A. (1997), quien nos recuerda que para Allport G. (1937) [la personalidad es la organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determinan el peculiar ajuste al medio circundante, la conducta y el modo de pensar característicos de cada individuo]. Establecida ya una definición de personalidad, sería conveniente aclarar qué se entiende por personalidad normal y qué por anormal. Para esto, podemos tener en cuenta que Schneider K. (1965) refiere a lo normal como el término medio y también como ideal subjetivo personal. Y define a las personalidades anormales como [variaciones, desviaciones de un campo medio imaginado por nosotros, pero no exactamente determinable, de las personalidades]. Y podríamos describir también a la personalidad anormal como la del hombre de nuestra época y cultura que no se adapta al término medio de las conductas de la sociedad a la cual pertenece.

Habiendo hecho las aclaraciones anteriores, podríamos ahora pensar al trastorno borderline como una organización fronteriza de la personalidad, como una patología de la personalidad, y no como un estado transitorio entre la neurosis y la psicosis. En el DSM-IV se lo agrupa en el eje II, dentro de los trastornos de la personalidad. Y según Kernberg O. se trataría de una organización caracterológica crónica que no es típicamente neurótica ni típicamente psicótica.

Como explica Pereira A. (1997) en Conceptos fundamentales de psicopatología III, las llamadas [organizaciones fronterizas de la personalidad], [personalidades borderline], [personalidades como si], [seudo self], [organizaciones borderline], [personalidades narcisistas], son personalidades con una estructuración patológica del Yo. Y agrega que conservan el juicio crítico de la realidad de las neurosis, que comparten con las psicosis sus mecanismos defensivos más primitivos (como la proyección y la identificación proyectiva), y que tienen como una de sus características más frecuentes a los acting out (aspectos no verbales de la comunicación). Podemos decir además que el acting out es un lenguaje de acción en donde la palabra, el pensamiento, es reemplazado por el acto en sí.

Para leer más de este artículo haz clic aquí

Lic. Daniel A. Fernández
danielfernandez@flashmail.com

jueves, 23 de junio de 2011

La apariencia corporal entre una aceptación sana y la enfermedad.

La imagen corporal.-
Aprendemos a evaluar nuestros cuerpos a través de la interacción con el ambiente. Donde el agradar a los demás, el intentar llenar los requisitos glamorosos de belleza de modelos estereotipados con claras diferencias genéticas , raciales, cronológicas y hasta culturales hace sumamente difícil y desgastante el manejo de la autoimagen, que en mucho es producto manufacturado por el mundo de la moda y el espectáculo y reproducida por los medios de comunicación de masas hacia una estilizada apariencia corporal.

Esta realidad logra impactar en la autoestima ocasionando problemas de anorexia y bulimia, adicciones y/o dolor emocional. En todo esto hay una real distorsión de la verdadera belleza, pues la enfermedad provocada por una mala alimentación o el consumo de sustancias , que distraigan el apetito o queden en lugar de éste, sólo atraen enfermedad. Recordemos que realmente la salud SI es belleza.

La salud emocional y la actitud.
Es importante clarificar que la Actitud ante la vida, es una parte de la personalidad, que se va desarrollando de acuerdo a las vivencias, es la capacidad de actuar de acuerdo a nuestros pensamientos, es entonces que se hace evidente la necesidad de cuidar el como pensamos, el darnos cuenta, de la calidad de nuestros pensamientos.

El expresar en voz alta “ soy y valgo” nos lleva a una reflexión encaminada a ejercitar este “aquí y ahora” de lo que soy, cómo lo vivo y que necesito.

Esto es un inicio del camino al trabajo interior, y a un posible y viable cambio de actitud hacia la imagen corporal y la aceptación integral, así como la apertura a posibilidades sanas , de logro y valía.( una Dieta adecuada, ejercicio controlado, buenas lecturas ) aunado a paciencia y objetividad en la espera de resultados y bienestar.

En los últimos 10 años, la salud emocional se ha posicionado de manera diferente, entendiendo de forma integral al ser humano como un ser único e irrepetible, un ser bio psico social y espiritual realmente dotado de vida emocional la cual requiere para mantenerse sana , de trabajo personal y de saber reconocer las propias emociones y accionar para el fluir de las mismas.

El atender esta área , con la misma deferencia que cualquier otra de las que nos conforman, es realmente parte del desear estar sanos y hacer algo en consecuencia.

Para leer más de este artículo haz clic aquí

Dyana Meyer-Psicoterapeuta Gestalt
dyannameyers77@yahoo.com

miércoles, 22 de junio de 2011

Duelo normal y duelo patológico

En el famoso y fundamental texto “Duelo y Melancolía”, Freud trata de llegar a una mejor comprensión de la melancolía (psicosis distímica) y, para ello, se vale de la comparación con el duelo normal (neurótico). Es decir que en la melancolía no sé da un duelo normal sino lo que llamamos “duelo patológico”. Pero también debe tenerse en cuenta que, aun en las personas normales (neuróticos), en algunos casos puede llegarse a dar un duelo patológico (como el de la melancolía).

A continuación veremos las diferencias más relevantes entre el duelo normal (neurótico) y el duelo patológico (generalmente de la melancolía).

Duelo normal:
Consideramos “duelo normal” al proceso normal que se produce luego de la pérdida real de un objeto amado. Este tipo de duelo no se considera patológico y pasado cierto tiempo se lo superará.
Básicamente hay tres momentos cronológicos en este proceso: La negación, la ira y finalmente la aceptación.

En el primer momento (negación), la persona se niega a aceptar la pérdida. El objeto amado esta idealizado por el sujeto, quien ve a ese objeto como perfecto. Y ante la perdida del mismo se pregunta “¿qué voy a hacer ahora sin ese objeto amado?”.

En el segundo momento (ira), aparece el odio hacia ese objeto. El sujeto culpa al objeto por haberlo abandonado.

En el tercer momento, la persona empieza a aceptar que ya no tendrá a ese objeto. En el proceso de duelo, el examen de la realidad ha mostrado que el objeto amado no existe ya y demanda que la libido abandone todas sus relaciones con este objeto. Esto se va dando paulatinamente, con gran gasto de tiempo y de energía psíquica, continuando mientras tanto la existencia del objeto en lo psíquico.

Freud dice que, en este proceso, el sujeto (neurótico) necesita que los demás lo reubiquen narcisísticamente. Necesita de los otros para poder salir de esa situación de duelo. Y una vez que se reubica narcisísticamente, puede volver a elegir un nuevo objeto.

En resumen, el trabajo de duelo normal es la posibilidad de desprenderse del objeto para volver a elegir otro.

Para leer más de este artículo haz clic aquí

Lic. Daniel A. Fernández – PSICÓLOGO

martes, 21 de junio de 2011

Psicología Activa: Metamorfosis Emocional.

Es un nuevo año. Comienza desde ya a darle forma a esa serie de propósitos hacia el cambio, lo que necesitas es justo la determinación. Finalmente eres tú quién decide, observa TUS necesidades y coloca en primer sitio como vital y poderosa la facultad de Amarte, ante todas las cosas, para poder así amar a los demás.

Nuestra psique de manera natural trae el chip del autocuidado, que implica éste amor, antes mencionado, pero lamentablemente con la ayuda de la educación en forma de introyectos, aprendemos a no hacer caso de lo que necesitamos y así a descuidarnos en una errónea adaptación para “quedar bien” y todo para ser aceptados por el entorno.

Poner a funcionar de nuevo esa función de autoapoyo, es el inicio verdadero, hacia una Metamorfosis, que si bien puede ser gradual, si es importante que sea muy bien guiada y motivada, desde el “darse cuenta”, Es recomendable que solicites ayuda profesional, para poner en orden esos sentimientos y emociones, atrapados, negados y finalmente tomados en cuenta en este proceso hacia el perdón, duelos, lo que aparezca en camino hacia ésa sanidad interior, recuerda que tú lo vales.

Ya BASTA de ser lo que no deseas, ni de hacer siempre más de lo mismo, incapaz para defender ese deseo a decir NO para negarte a aceptar lo que no deseas y saber poner tus límites. No hacerlo conduce a la frustración, al enojo, rematando en depresión y malestar. Un ejercicio posible sería el “Limpiar el closet interno” y tirar lo que no sirve, cómo los pensamientos malintencionados, sentimientos de envidia, de rencor, haz conciencia de todos los recuerdos obsoletos y despídelos. Adiós a esas experiencias obsoletas. Es necesario dejar espacio para cosas nuevas, aprender a soltar y hacer renovación en todos los aspectos que consideres que haga falta. Para llenar es necesario vaciar.

Decidir y Accionar.
Actuar, ser fiel a ti, REALMENTE SE SIENTE BIEN, hacer realidad los propósitos, sin más pretextos, sin más que amor y alegría de accionar, para el personaje que debe ser porque así lo determinas, el más importante para ti: TÚ MISMO.
La psicología activa, muestra el camino a la acción, al hacer más que al verbalizar. Movimiento, desarrollo de habilidades identificadas y muchas cosas más, con la finalidad de lograr esos cambios premeditados en el ser interno, transformar a esa ninfa en Mariposa.

Claridad y Firmeza en Tus Proyectos.
“Yo mando, yo Deseo...” estos son principios de cambio, al observarlos en el modo de determinar que lo que existe es el deseo de cambiar, de no repetir, que es lo que mereces y hacia donde deseas movilizar la propia historia de vida, estas frases son de gran apoyo real, neurolingüística aplicada en términos del renovar del reaprender, de seguimiento de necesidades y fortalezas, esa es una de las claves del cambio principal. Que es lo que proveerá la búsqueda. Que hay en el aquí y ahora que realmente se desea incorporar y que desincorporar o desaprender, lo que sigue es hacerlo, con el estímulo propio de la autoayuda amorosa.

Para leer más de este artículo haz clic aquí

Dyana Meyer-Psicoterapeuta Gestalt
Colaboradora de Centro psicológico Compartir.

sábado, 18 de junio de 2011

Autocuidado Emocional

Nuestra psique de manera natural trae el chip del autocuidado, que implica amor en reserva para autoconsumo psíquico. Lamentablemente con la ayuda de la educación en forma de introyectos, aprendemos a no hacer caso de lo que necesitamos y así a descuidarnos en una errónea adaptación para “quedar bien” con quienes nos rodean, para ser aceptados y amados. Olvidando que el primer amor natural y sano va en función de nosotros mismos. Esto implica el escucharnos, el hacer caso a nuestras necesidades, en reconocerlas y responsabilizarnos de lo que decidimos (fondo y forma) para satisfacerlas o no.

Poner a funcionar el autoapoyo, es el inicio verdadero, hacia una Metamorfosis, que si bien puede ser gradual, si es importante que sea muy bien guiada y motivada, desde el “darse cuenta”. Es recomendable la ayuda profesional, para poner en orden esos sentimientos y emociones, atrapados, negados y finalmente tomados en cuenta en este proceso hacia el perdón, duelos,lo que aparezca en el camino hacia ésa sanidad interior, recuerda que tú lo vales.

Ya BASTA de ser lo que no deseas, ni de hacer siempre más de lo mismo, incapaz para defender ese deseo a decir NO, para negarte a aceptar lo que no deseas y para saber poner tus límites. No hacerlo, conduce a la frustración, al enojo, rematando en depresión y malestar. Un ejercicio posible sería el “Limpiar el closet interno” y tirar lo que no sirve, cómo los pensamientos malintencionados, sentimientos de envidia, de rencor, haz conciencia de todos los recuerdos incómodos y despídelos. Adiós a esas experiencias obsoletas. Simplemente ya no tienen cabida en tu closet interior, ya son historia y no la novedad. Es tiempo de despedirlos, para renovar ese guardarropa emocional , es necesario hacer espacio, para adquirir vivencias nuevas, es muy útil saber soltar en todos los aspectos que consideres que haga falta. Para llenar es necesario vaciar.

Decidir y Accionar:
Actuar, ser fiel a ti, REALMENTE SE SIENTE BIEN, hacer realidad los propósitos, sin más pretextos, sin mas que amor y alegría de accionar, para el personaje que debe ser porque así lo determinas, el mas importante para ti: TU MISMO.

La psicología activa, muestra el camino a la acción, al hacer más que al verbalizar. Movimiento , desarrollo de habilidades identificadas y muchas cosas más, con la finalidad de lograr esos cambios premeditados en el ser interno, transformar a esa ninfa en Mariposa.

Para leer más de este artículo haz clic aquí

Dyana Meyer-Psicoterapeuta Gestalt
Colaboradora de Centro psicológico Compartir.
dyannameyers77@yahoo.com
Cancún (Mexico).

lunes, 13 de junio de 2011

Cuando el Miedo de volverse a Enamorar es más FUERTE que el Temor a Seguir en Soledad

Quienes somos psicoterapeutas tenemos una amplia experiencia en recibir en nuestra consulta a personas que por un motivo u otro en su relación de pareja, han vivido o viven dificultades que les llevan a sufrir, y éstas situaciones en muchos casos desencadenan situaciones por las cuales se sienten sobrepasados, superados, y por ello acuden a ayuda profesional, ya sea para poder “ver” esa realidad que se les presenta caótica, confusa, que les supera, y que les lleva a sufrir, por mucho cuando toman en cuenta que “no saben qué hacer” no “saben qué camino tomar” o porque su “pareja” ha decidido romper y esto se les ha presentado en su vida como una situación, en muchos casos inesperada, aunque hubiera habido situaciones que les mostraban una crisis, o una insatisfacción, o un desencuentro dentro de la relación, la toma de la determinación de su partenaire, les supera, les angustia, les sume en muchos casos en la desesperación, y por ello buscan la ayuda profesional para “poder” de alguna manera “volver a tomar la vida por el timón”.

Éstas situaciones, ésta vivencia, ésta experiencia, MARCA de distintas formas a las personas, hay quienes hacen una psicoterapia de “apoyo” o más profunda aún, “elaboran el duelo de la pareja escindida, perdida” y continúan con su vida, incorporando ésta vivencia de su “fracaso en la relación” como una situación que fue vivida, que puede tomar de ella la experiencia, y el aprendizaje por el que toda relación pasa y deja en quien quiere “crecer” con ese desencuentro, para que en la próxima oportunidad de su vida, cuando nuevamente elija a ese otro compañero, esa otra compañera, pueda hacerlo desde un aprendizaje y desde una experiencia incorporada que le llevará a no “volver a repetir la historia” tanto desde el punto de la elección, como desde el considerar el modo en que puso su vivencia para el desarrollo de la relación de pareja que se truncó.

Ocurre siempre que quienes pasan por una desavenencia amorosa, quienes sienten que se frustran luego de una relación que se rompió, sufren y mucho por esto; no sólo al romperse la misma, sino durante todo ese proceso previo, y más aún, hay quienes sus inseguridades, sus celos, el modo en que se desarrolla la relación, lo que cada uno aporta a la misma, hace sufrir, le hace sufrir a uno o a ambos miembros, luego de la cual, y al finalizar ésta, ya sea porque no se “elaboró el duelo”, ya sea porque no se “aprendió” de esa experiencia, porque la persona no supo o no pudo y tampoco buscó ayuda profesional, y por ello se ha “estancado” en su interior, en su subjetividad, y ha “incorporado” para sí el concepto consciente e inconsciente de que ese sufrimiento previo, no desea, no quiere, no puede “volverlo a experimentar”, como si fuera posible “volver a vivir la historia”, “volver a hacer presente algo que ya fue” y sin embargo han incorporado tanto dolor, asocian dolor con relación, con pareja, con VOLVERSE A ENAMORAR!

Para leer más de este artículo haz clic aquí

Lic. Cristina Heinzmann.
Psicóloga Clínica - Hipnólogo Clínico - Psicoterapeuta
DIRECTORA Centro Psicológico Compartir
CREADORA MétodoHeinzmann de HIPNOSIS Terapéutica
http://www.centrocompartir.org/

miércoles, 1 de junio de 2011

Trastorno por Estrés Postraumático

El trastorno por estrés postraumático puede ser ubicado dentro de lo que se consideran trastornos de ansiedad. La característica principal que encontramos en el trastorno por estrés postraumático es la aparición de determinados síntomas que siguen al hecho de haber estado expuesto a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático. También puede ocurrir que la persona no haya experimentado directamente el hecho sino que simplemente lo haya presenciado como testigo o incluso que se lo hayan contado.


Los síntomas suelen aparecer en lo primeros tres meses posteriores al hecho traumático, aunque en algunos casos el lapso de tiempo transcurrido puede ser mucho mayor. El acontecimiento traumático puede ser reexperimentado de varias maneras: recuerdos recurrentes, sueños recurrentes sobre el hecho. Algunos individuos presentan irritabilidad, ataques de ira o dificultades para concentrarse o ejecutar tareas. Puede verse afectado el equilibrio afectivo, puede haber comportamiento impulsivo y autodestructivo, síntomas disociativos, molestias somáticas, vergüenza, desesperación, desesperanza, pérdida de creencias anteriores, retraimiento social, sensación de peligro constante, deterioro de las relaciones con los demás. Otros de los síntomas de este trastorno son el padecimiento de un malestar psicológico intenso, la incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma y la sensación de un futuro desolador.

El trastorno por estrés postraumático puede ser agudo o crónico. Decimos que es agudo cuando los síntomas duran menos de tres meses. Y será crónico cuando los síntomas se prolonguen en el tiempo más allá de tres meses.

El trastorno por estrés postraumático se diferencia del trastorno por estrés agudo porque en este último los síntomas deben aparecer y resolverse en las primeras 4 semanas luego de ocurrido el acontecimiento traumático.

Para el tratamiento de estos casos, muchas veces se trabaja de manera conjunta entre psicólogo y psiquiatra, dado que un tratamiento psicofarmacologico apropiado puede cumplir con el objetivo de facilitar el abordaje psicoterapéutico de las vivencias traumáticas.

Para leer más ingresa aquí

Lic. Daniel Alejandro Fernandez
Licenciado en Psicología