Aportando desde nuestra individualidad, para lograr una buena relación de pareja
De alguna manera aunque jóvenes, y no habiendo aún formado la relación de pareja, o vivido con la pareja en forma de convivencia por una razón u otra todas las personas aun siendo jóvenes se dan cuenta que no es lo mismo vivir bajo un mismo techo, y lograr repetir en esa convivencia las experiencias exquisitas y positivas, buenas y maravillosas que desde el momento en que ambos comenzaron a “gustarse” siguiendo luego con el enamoramiento, para pasar al verdadero amor luego, esas experiencias compartidas, y que si bien son la antesala que ayuda a la determinación de dar continuidad a la relación, al estar “siempre” o al menos “probar” a “ver que pasa viviendo juntos”, no es lo mismo pasar un buen número de horas al día o a la semana y mucho menos al mes, que realmente convivir, estar bajo el mismo techo, compartiendo momentos buenos, los de la pasión, los de las desavenencias, los de los distintos problemas que cada uno con su actividad, profesión, o falta de ella aporta a la pareja; sumados a lo que cada uno con su particular manera de ser “trae” consigo como expectativa, que puede ser en positivo, “deseando o anhelando recrear otra relación de pareja con la cual se ha identificado en modo positivo” y a cuya concreción en su pareja aspira llegar.
Pero también ocurre a veces que las desavenencias de la pareja de mayores significativa (sus padres) le han llevado a sentir que es precisamente aquello negativo lo que no “se va a producir en su vida de pareja, en esa relación que está construyendo y en la cual va a poner de sí todo lo conscientemente posible para no caer en el “error o yerro de sus mayores”.
Ahora bien ¿es esto posible? ¿Es posible desear tal o cual forma de relación, y lograrla?...
Nada mejor que éste dicho popular para ejemplificar lo que quiero decir: “del dicho al hecho hay un largo trecho”….
Es decir las personas queremos, deseamos, idealizamos, buscamos, anhelamos lo mejor para nosotros, y aspirando a ello vamos construyendo caminos, porque como lo dijo maravillosamente aquel poeta “camino se hace al andar, al andar se hace camino”…podemos desear, anhelar, aspirar, pero la vida no es sólo el pensamiento, el deseo, la voluntad, el querer, también está en la vida de relación, lo que esa otra persona con la cual hemos decidido “escribir” un “camino juntos”, y desde mí y desde ese otro/otra, surge un espacio que llamaremos “entre”, es decir lo que está entre vos y entre yo, entre tú y entre yo… en ese espacio vamos a construir, Y lo que surja será un resultado de cómo Yo como persona me muestro a ti, y cómo Tú como persona te muestras a mí y de lo que en función de ambos, resultamos ser, hacemos esa construcción, ese camino que es sólo nuestro, nuestra experiencia, y ese espacio que está en el “entre”, dependerá de todo el reservorio que traigas tú a esta experiencia, y el que traigo yo.
Luego como artífices de nuestro destino, dependerá de nuestra “inteligencia” el construir una real y positiva experiencia para ambos, y lo haremos desde nuestra “libertad interior” la que junto al amor que sentimos nos llevará desde el amor a construir.
En donde habrá ingredientes que nos permitan primero dar, y a la vez recibir, a veces ceder, y otras veces no tanto, deberemos escuchar, y también poder ser escuchados, y cuando no sea posible, cuando el otro no nos “pueda” escuchar: mostrar esto, hablar, decir, “COMUNICAR” que no estamos siendo escuchados, mostrar siempre en PALABRAS, Y CON PALABRAS las emociones negativas, y siempre que sean positivas hacerlo desde la muestra del afecto, porque nuestras emociones, las lindas y las feas, siempre son posibles de expresar en palabras. LES SUCEDE A MUCHAS PERSONAS QUE SE “CALLAN” Y NO DICEN LO QUE DUELE, LO QUE SIENTEN INJUSTO, LO QUE ES AGRESIVO, y al callar van incorporando sentimientos negativos, y también cediendo ante el avasallamiento del otro, de su propio espacio. Lo hacen así porque por alguna razón “han aprendido” que no hablar, que callar está bien, pero no está bien, la palabra, las palabras siempre está bien decirlas, nunca es bueno callar, no debieran haber espacios de silencio en la pareja, es decir espacios de “no dichos” pero que pujan por ser dichos, hablados, expresados.
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Lic. Cristina Heinzmann.
Psicóloga Clínica - Hipnólogo Clínico - Psicoterapeuta.
DIRECTORA Centro Psicológico Compartir.
CREADORA MétodoHeinzmann de HIPNOSIS Terapéutica.
http://www.centrocompartir.org/
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