a pesar de sentirse mal por ésta respuesta
que no condice con lo que realmente quieren
Cuando la persona tiene ésta conducta de respuesta a los requerimientos de quienes forman parte de sus relaciones más o menos cercanas, pero no se detiene sólo en éstas, ya que muchas veces no nos atrevemos a decirle no a un compañero de trabajo que nos pide lo reemplacemos en una hora y día que de si no hubiéramos aceptado lo propuesto, habríamos dispuesto de nuestro día y de nuestras horas libres a nuestro antojo.
Ese modo de no decir lo que realmente queremos y deseamos no es sin ningún sufrimiento para nosotros, al contrario, cuando actuamos así lo hacemos sabiendo que no queremos aquello que somos impelidos a realizar, que no disfrutamos de ello, y que si realmente nos hubiéramos sincerado, muy distinta hubiera sido la respuesta dada.
Estamos Respondiendo a lo que SE Espera de Nosotros
Hacemos lo que se “espera de nosotros” pero no lo que nosotros queremos hacer.
En ésta conducta de aceptación y tergiversativa de lo que realmente la persona siente debiera hacer, las mujeres llevamos la ventaja y con creces.
Tal vez le podemos “achacar” la culpa a la cultura machista, tal vez a la educación en la cual a la mujer se le enseña a ser sumisa, a decir “si” siempre o casi siempre para “no perder al hombre”, para “cuidar al hombre” en fin, sea cual sea el origen, ésta mujer en el hoy no sabe defender sus “si” inclusive cuando éste debiera ser dicho a sus hijos, a sus vecinos, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo, por no contar a su cónyuge, etc.
Y quien no valora el sí, tampoco tiene claro cuando siente que debiera decir “no” si esto es justo lo que realmente quiere, o si esto forma parte de un capricho del que se siente “culpable” de tener, porque han sido tantos y tantos los momentos en que su si fue un no, QUE AL final se confunde y no logra discriminar qué es lo que verdaderamente quiere, desea, anhela, o espera para sí.
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